Sede EMH y Oficinas en Villeurbanne, Lyon
Sede EMH y Oficinas en Villeurbanne, Lyon
Geometrías diluidas
Entre un entorno natural, cerca del parque metropolitano y del canal Jonage, y sus raíces sociales ligadas al trabajo y la industria, Villeurbanne dibuja el Carré de la Soie, un barrio vinculado al tejido suburbano de la almendra diseñado por el urbanista Bruno Dumetier. Uno de sus últimos espacios urbanos en conformarse, la plaza Miriam Makéba, puerta intermodal al distrito, alberga varios edificios terciarios, incluida esta sede de la empresa metropolitana de vivienda social Est Métropole Habitat que completa el conjunto.
Su estrategia volumétrica refleja a escala de la manzana el espíritu de la secuencia urbana en el gran paisaje desde el canal hasta la plaza, trufada de sólidos y vacíos que entrelazan la ciudad de Este a Oeste. El proyecto está atento a esta doble escala e integra un corte transversal que remite al paisaje y atiende a la rue de la Soie. La grieta alberga un espacio pasante en planta baja, un verdadero foro habitado, extensión de la calle y lugar de encuentro y discusión sobre el cual se despliega un jardín urbano en cascada que liga ciudad y parque.
Este vacío permite organizar el programa en dos manteniendo la unidad del conjunto. Dibuja varios volúmenes y chaflanes que responden y se adaptan a los vecinos y a las distancias y relaciones que los conectan. En el barrio del Carré de la Soie, la sede de EMH se desarrolla en un triángulo, la geometría con mejor relación fachada/superficie, tanto en planta tipo como en planta baja. La posición estratégica de los núcleos y el tratamiento de las esquinas permite la disposición de espacios de trabajo flexibles que alternan diferentes modalidades, desde espacios de encuentro a doble altura o en las esquinas, oficinas paisaje, vacíos en el centro, o boxes privados.
La apuesta arquitectónica transmite una cierta atemporalidad, a la vez clásica y contemporánea, cómplice del pasado industrial del sitio y de la metrópoli (TASE, los Gratte ciels de Villeurbanne, Tony Garnier). La retícula de 1,35 de las oficinas, como en otros proyectos del estudio en Francia, induce al rigor de una textura urbana tratada con dinamismo y múltiples variaciones que aligeran la masa, y proponen matices y una cierta ambigüedad. Esta dilución de los límites se produce vaciando los ángulos del triángulo o de la coronación del ático, ambos recortados contra el cielo, aumentando el tamaño de las oberturas en el zócalo del R+1, dibujando grandes ventanas cuadradas hacia el Norte, o bien, proponiendo equilibrios de masas que trasladan el discurso urbano de los sólidos y los vacíos al tratamiento de las fachadas.
La base de esta escritura urbana es el trabajo de la ventana, elemento central de la arquitectura lionesa, desde su carácter repetitivo y diverso hasta el dibujo de sus lambrequins. Entendida aquí como perforación de la masa pétrea, está revestida de aluminio cobrizo para permitir múltiples reflejos y con el concurso de la industria local. Incorpora una espina descentrada que sirve de guía para la protección solar y un antepecho ranurado que aporta profundidad y luminosidad al conjunto. El remate del ático, donde se despliega una escalera de doble hélice, se reviste de chapa microperforada para una visión a la vez abstracta y desmaterializada. Integra los diferentes espacios mecánicos, de trabajo y encuentro permitiendo la vista desde el interior durante el día y un aspecto luminoso durante la noche.
La piedra caliza local se dispone y despieza deliberadamente. Obedece al módulo de las oficinas, pero a la vez se agrupa, se desplaza, se corta o desaparece para proporcionar diferentes lecturas. La próxima subraya a través del ajuste de la dimensión de la junta algunos principios arquitectónicos, la lejana refuerza la masa aquí y allá para dialogar con la ciudad, subrayar la geometría del volumen o reforzar la planta baja, particularmente en la punta del triángulo. Esta bisagra urbana se establece a través de un simple pliegue y una grieta profunda en sombra que otorga de forma natural la presencia requerida a la proa.
La ciudad, lo primero. Las continuidades urbanas, el trabajo sobre la porosidad y la densidad, la presencia de la naturaleza, expresan una sensibilidad que se extiende a la arquitectura a través de la evidencia y la simplicidad. El efecto singular no es ostentoso, su presencia y carácter se elabora simplemente desde la continuidad de la geometría, la naturaleza de su ubicación estratégica y la precisión de su expresión.