Museo de las Confluencias de Lyon
Museo de las Confluencias de Lyon
El emplazamiento del Museo en la confluencia del Ródano y del Saona, es un lugar emblemático y cargado de historia. Ocupa un lugar importante en el imaginario y la identidad de Lyon. A pesar de ello, este lugar no ha recibido un tratamiento adecuado a su significado. Además de su aislamiento, la realidad física es opuesta a su imagen, a pesar de su rol simbólico, el lugar es en efecto un no-lugar, sin uso ni calidad.
La confluencia del Ródano y el Saona está marcado por su mutación perpetua. Los lechos de los ríos se modifican en el transcurso de los siglos, por una parte debido a la erosión y sedimentación natural, y por otra, producida por las intervenciones del hombre que busca dominar los ríos.
La instalación del Museo en la confluencia no es mas que otra etapa de estas modificaciones.
Mientras que hasta hoy, las intervenciones en el lugar no han hecho mas que contribuir a su aislamiento, el ambicioso programa del Museo de la Confluencias, quiere otorgar a este emplazamiento, un uso a la altura de su significado.
El proyecto del Museo ofrece la ocasión para construir el lugar a su imagen. Nuestra propuesta quiere monumentalizar el lugar, en vez de borrarlo detrás de un edificio monumental. El Museo es tanto más el símbolo de un lugar que una parte integral de un sitio.
El volumen del museo está formado por una sucesión de muros plegados que se cruzan, se separan y se distancian. Estos pliegues, permiten responder a las condiciones particulares del sitio, su papel simbólico, su función urbana y sus condicionantes físicos, al mismo tiempo que organiza el programa y adopta soluciones estructurales.
Se trata de un sistema capaz de integrar toda la complejidad del proyecto.
En este emplazamiento, marcado por los elementos naturales y la evolución, la estructura fractal del edificio, refleja los temas de la erosión, de los plegados y de la sedimentación.
Como la evolución de la costa escarpada, de las gargantas fluviales, o de los macizos montañosos, los muros plegados del museo, constituyen una geometría compleja y con infinidad de variaciones posibles, obedeciendo siempre a leyes de formación.
Las capas horizontales del edificio representan las capas de sedimentación de los dos ríos. La imagen de sedimentación, es más una referencia a la geología del lugar, estructuras por capas de sedimentación, se encuentran preferentemente en estructuras geológicas, aunque posibilitan la creación de un paisaje cultural.
En fin, es por capas sucesivas que se ha creado el saber del hombre en el universo.
La forma del edificio simboliza tanto el sitio como el programa.
Las dos fachadas responden a los dos cursos de las aguas. A lo largo de la Autopista, la fachada continua, es la imagen del Saona, río lento que desciende por el valle. Al mismo tiempo, constituye una protección hacia la autopista. Mirando al Ródano, el edificio se abre al paisaje. Mas fragmentada, con ángulos y variaciones en altura, la fachada refleja la imagen de río rápido y violento de montaña y sugiere una geografía más escarpada.
Sobre las fachadas este y oeste, la sucesión de muros plegados crean unas aberturas que permiten penetrar en el edificio, atravesarlo y generar vistas desde el interior.
El espacio público se desliza entre muros verticales y atraviesa completamente el edificio. El parque penetra en los cuerpos del edificio. Así el museo está internamente relacionado con el lugar.
Las fachadas vestidas de una malla de fundición de aluminio, constituidas por lamas verticales de diferente espesor y separación variable. Este sistema permite la iluminación y la creación de aberturas, conservando la homogeneidad de los muros que se perciben como elementos monolíticos.
Su textura refuerza la impresión geológica inducida por la volumetría.
Los pliegues sucesivos crean bandas paralelas en las que se sitúan los diferentes elementos del programa.
En coherencia con la volumentría, estas bandas son continuas en el lado del Saona, y se fragmentan más y más en la fachada de la orilla del Ródano. Una de estas bandas, la calle interior, a lo largo de la cual se encuentran los diferentes elementos de interconexión. desde ella de accede a la gran plaza de acceso que se prolonga en el interior del museo y conduce hasta el parque, franqueando el desnivel de tres metros mediante una rampa continua.
Se trata de un verdadero espacio público que permite a todo el público aprehender el museo sin entrar en él.
El centro del museo, un espacio de relación a toda altura del edificio, conecta y relaciona todos los espacios de exposición, en un mismo volumen. El espacio está iluminado por hendiduras cenitales que iluminan, atravesando el espacio.
Las aberturas en las extremidades del edificio encuadran las vistas hacia la plaza y hacia la confluencia. Por estas aberturas se puede acceder directamente al nivel intermedio en donde se encuentran los auditorios y salas de conferencias que pueden así funcionar de manera autónoma.
En el interior, el sistema geométrico, ofrece una gran riqueza espacial y esta organización simple, permite una gran legibilidad del espacio.
La organización de los espacios permite una difusión diversificada del museo que se convierte en un verdadero espacio de encuentros e intercambios.
Con los grandes museos y los parques de la ciudad, el Museo de la Confluencias formará parte de un recorrido cultural a escala de la aglomeración, relacionado por dos los grandes ríos. Por su concepto radicalmente contemporáneo, el edificio contribuye al proyecto cultural ambicioso de la ciudad y proyecta la imagen internacional de la región urbana de Lyon.
Exposiciones
2012
- “OAB - OFFICE OF ARCHITECTURE IN BARCELONA”. Hall de la UEM. Madrid.