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OAB HOY
En los últimos años OAB ha experimentado un gran aumento de múltiples y diversos encargos internacionales que empezaron en Francia e Italia, y actualmente también en Alemania, Marruecos, Turquía, Estados Unidos, Brasil y México.
La estructura de OAB, gracias a la colaboración con arquitectos de diferentes partes del mundo, está preparada para trabajar en múltiples escenarios, pero siempre entendiendo que la arquitectura nace de unas raíces vinculadas a la tradición de los lugares en los que se trabaja y siempre debiendo ser respetuosos con los aspectos físicos del emplazamiento o los relativos a la organización social de los programas.
Sin embargo, los proyectos nacen sobretodo de la abstracción lo que permite a OAB encontrar en otros lugares formas de expresión semejantes aunque condicionadas también a nuevos requisitos o premisas.
Las oficinas de arquitectura hoy deben ser abiertas, flexibles y adaptables a los distintos planteamientos que la sociedad demanda frente al nuevo escenario, que más allá de su condición efímera y variable, debe mantener lo esencial del oficio y lo consustancial a la práctica de la arquitectura.
Y más que nunca, deben prevalecer los aspectos esenciales e inmutables de la arquitectura de siempre pero con la posibilidad de adaptarse con facilidad a las nuevas situaciones y demandas.
Hoy quizás, la especialización y la repetición de modelos y fórmulas son conceptos que han quedado obsoletos.
OAB desde 2006
Carlos Ferrater, es un arquitecto con más de cuarenta años de experiencia (desde 1971) que ha combinado la práctica profesional con la experiencia académica, habiendo demostrado su valía con numerosas obras de gran relevancia y distinción así como la transmisión de la ilusión del trabajo realizado día a día y la coherencia de una trayectoria profesional.
En el año 2005, Carlos, junto con sus hijos Borja y Lucía Ferrater así como con su yerno Xavier Martí-Galí decidieron constituir una nueva plataforma colectiva, Office of Archtiecture in Barcelona (OAB) basada en el aprendizaje realizado en los años previos.
Así pues OAB recoge la trayectoria del anterior estudio, incorporando las nuevas maneras de entender la arquitectura de los componentes del equipo, una forma de proceder en la aproximación a los proyectos, más rica, variada, tramada y flexible. La renovación y consecuente creación de esta nueva plataforma tratará de afrontar los retos que la arquitectura de este siglo tiene planteados en los ámbitos intelectual y social, tecnológico y medioambiental.
Desde la socialización del trabajo colectivo y a partir de las improntas personales de sus miembros, este reportaje recoge proyectos y obras construidos en este último período que ponen de manifiesto la voluntad de trabajar en diferentes escenarios, ampliando y enriqueciendo el abanico de proposiciones en la búsqueda de nuevos cauces de expresión formal.
Incidir en los aspectos teóricos del proyecto y en la innovación e investigación de nuevas tecnologías, sin olvidar el respeto por el lugar, la raíz social del trabajo del arquitecto y la razón constructiva en lo oculto de la proposición y el desarrollo proyectual.
OAB ha permitido experimentar en diferentes ámbitos del trabajo arquitectónico como son los edificios de diferente dimensión y factura, espacios públicos, espacios interiores, instalaciones efímeras o temáticas vinculadas al paisaje, posibilitando al tiempo la internacionalización de una parte del trabajo del estudio.
Varias circunstancias son las que han provocado el nacimiento de esta nueva plataforma, basada en el trabajo transversal, abierta a la innovación y a la experimentación, flexible en sus proposiciones conceptuales y con el convencimiento de que cada nuevo proyecto representa una experiencia diferente en la que se debe poner el reloj a cero.
Se va dosificando a lo largo del desarrollo del proyecto lo que ya se ha aprendido anteriormente, hasta demostrar que la esencia del trabajo del arquitecto no está en el lenguaje ni en los alardes de estilo, ni tampoco en la utilización de metodologías, sino en la respuesta a las condiciones del paisaje y la ciudad, a la complejidad de la organización social de los programas, a la utilización de la luz como materia prima proyectual, con capacidad para generar espacialidad y emoción, y a la materialidad que incide en los aspectos más sensitivos y sensoriales que acercan la obra de arquitectura a los futuros usuarios y habitantes, como personas receptoras finales del trabajo del arquitecto.
Fueron varias las circunstancias que llevaron a la formación de OAB: la primera de ellas, como ya hemos comentado, fue la decisión de un grupo de jóvenes arquitectos, que decidieron convertir el trabajo del estudio en una experiencia colectiva.
La segunda consideración que ha posibilitado y ha fortalecido conceptualmente el nuevo estudio ha sido la consecución de un corpus teórico, extraído de la praxis del proyecto, a partir de determinadas experiencias proyectuales que se recogen en el la publicación de investigación Synchronizing Geometry (ACTAR 2006) que documenta los procesos de aproximación al proyecto, mostrando como la utilización de geometrías complejas, abiertas y flexibles, se convierte en instrumento y herramienta con capacidad para sondear las condiciones intelectuales y la tradición cultural de los lugares y paisajes en los que se desarrollan las diversas propuestas.
Esta instrumentación, a partir de la utilización de geometrías, conforma el marco organizativo y programático a la vez que aporta los mecanismos constructivos que hacen posible convertir las ideas iniciales y los conceptos originales en realidades construidas.
La tercera circunstancia se materializaba al constatar la importancia y necesidad de concebir simultáneamente la solución arquitectónica y la estructural. En la casi totalidad de los proyectos que componen la argumentación proyectual de Synchronizing Geometry la estructura se entiende como soporte espacial del proyecto, llegando en ocasiones a concebir el esqueleto estructural como forma final de la obra construida.
Así los muros de tierra armada en el jardín Botánico de Barcelona, la membrana portante como fachada urbana en el edificio de Mediapro, la lámina de hormigón armado que construye las formas de fusión en el Paseo marítimo de Benidorm, la cubierta topográfica de Parque de las Ciencias en Granada, o el diafragma de luz en la cubierta de la estación de Delicias en Zaragoza, entre otros proyectos, nos han llevado a establecer una colaboración sincrónica con Juan Calvo, ingeniero de Caminos, cuya experiencia en grandes obras de ingeniería civil, nos ha dado la posibilidad de incorporar soluciones propias de la ingeniería a la edificación.
Membranas postesadas de gran complejidad como es la de la casa AA, la solución de las cáscaras aleatorias en Benidorm o la propia estructura solidaria en el reparto de los esfuerzos axiles del esqueleto que formaliza el edificio de Mediapro, se han convertido en propuestas intelectuales a la vez que constructivas.
Serían pues estas cuestiones de fondo y de forma las que han conducido a la creación de OAB como plataforma con la que encarar los retos arquitectónicos de este nuevo siglo.
Carlos Ferrater desde 1971
Su primera obra, 54 viviendas del complejo residencial de Sant Just Park en Sant Just Desvern (1974-1977), se enraíza en la obra de José Antonio Coderch; es decir, anuncia una recurrente voluntad de realismo, de eficacia, de atemperado racionalismo adaptado al contexto, de profesionalidad.
Los dos edificios de viviendas de la calle Bertrán en Barcelona −el primero de 1981 a 1982 y el segundo entre 1983 a 1985−, y el edificio El Port en l’Estartit (1979-1980), son demostraciones de su capacidad para avanzar en la invención tipológica y para desarrollar un lenguaje atractivo y elegante.
Estas primeras obras muestran cómo esta expresión de la arquitectura moderna, con su abstracción, repetición, transparencia y materiales industriales, se concilia con un clasicismo mediterráneo, con el rigor de la composición.
En esta primera época se proyectan diversos polideportivos, recurriendo a la liviandad de los pabellones en los que la masa se desmaterializa, inspirándose en las arquitecturas de Mies van der Rohe, como muestra el pabellón polideportivo en l’Ametlla del Vallés (1984-1988) y el mercado en Vila-seca−Salou (1986-1987), ambos proyectos con José Luis Canosa.
Y esta primera etapa culmina con la casa Guix de la Meda (1984) y el proyecto del Club Náutico de l’Estartit (1988-1991).
El período de auge previo a los Juegos Olímpicos fue de gran actividad para Ferrater, en la medida que su equipo asumió obras altamente representativas de la Barcelona olímpica: las tres manzanas en la Vila Olímpica (1988-1992), las viviendas en Vall d’Hebron (1989-1992), el Hotel Juan Carlos I (1988-1992) y el Jardín Botánico, del cual ganó el concurso en el año 1989, aunque no se finalizase diez años después.
Sus dos grandes realizaciones urbanas de vivienda colectiva para la Barcelona olímpica –las tres manzanas en la Vila Olímpica y el complejo residencial en Vall d’Hebron– destacan por la manera en que se sitúan en relación con el entorno, dotándolo de un nuevo orden, morfológicamente unitario en su conjunto, en el que domina la fuerza, la claridad y la precisión.
La contundencia volumétrica permite crear espacios abiertos, casi íntimos, en los interiores de manzana, aportando una nueva dimensión y carácter al espacio público.
Es en el proyecto de estos preciosos y abstractos jardines de las tres manzanas donde se inició la colaboración con la paisajista Bet Figueras.
Tras el período olímpico, se abren nuevas vías experimentales, como el “minimalismo” del IMPIVA en Castellón (1993-1995) o la introducción de las formas fractales, desarrolladas por primera vez en el Fitness para el Hotel Juan Carlos I (1993-1996).
El equipo de Ferrater realizó dos experimentos emblemáticos más: la casa-estudio para un fotógrafo en Llampaies (1993-1995) y los estudios de cine Arruga en Sant Just Desvern (1995-1997). En estos años hubo dos proyectos de escala urbana para Barcelona: las propuestas para la abertura de la Diagonal (1989) y para el frente marítimo del Poblenou (1995).
Y este período culmina con el Palacio de Congresos en la Diagonal (1999-2004). Antes de la creación de OAB (Office of Architecture in Barcelona) en el año 2005 se realizan algunas de las obras más representativas, como la Estación Intermodal de Zaragoza-Delicias (1999-2004), y se inician proyectos clave, como el Paseo Marítimo de Benidorm, al ganar el concurso del 2002.
Previamente a fundar OAB, Ferrater empieza a contar con la colaboración de su hija Lucía Ferrater, realizando obras muy reconocidas, como las viviendas, equipamiento y espacio público entre las calles Roger de Flor/Alí Bei/Ausiàs March (2001-2004).
La protecto para el concurso del Museo de las Confluencia en Lyon (2000) no se va a realizar, pero sus avanzada propuesta diagramática tendrá una magnífica realización en el parque de las ciencias en Granada (2004-2009).
Texto de Josep Maria Montaner.