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Sede del Gobierno de Cantabria


Sede del Gobierno de Cantabria

La nueva sede administrativa del Gobierno de Cantabria crece como un árbol en el centro urbano de Santander.

En torno a éste, se estructura el espacio vacío generador del edificio que va adaptándose a sus circunstancias urbanas, importancia del viario y arquitecturas colindantes; provocando así unos pliegues en la piel que configuran espacios intermedios que relacionan las áreas de trabajo con la ciudad.

El ciudadano accede a la sede a través de una plaza que le introduce en gran Atrio a modo de antesala urbana, permitiéndole la percepción global del espacio interior y su relación con el exterior.

Con un movimiento de rotación alrededor del eje vertical se va desarrollando un espacio continuo desde la planta baja y mezzanino hasta la cabeza del edificio, albergando los elementos de comunicación, los servicios y las zonas de espera, relación y encuentro, convirtiendo este recorrido en un paseo espacial que desde el corazón del edificio permite al usuario tener referencias de la ciudad, desde la pequeña escala de jardines vecinos hasta la escala lejana y paisajística de  la bahía de Santander.

A partir de este espacio se van interrelacionando, de manera flexible, las diferentes áreas de trabajo: espacios regulares de planta libre, bien comunicados, iluminados en la mayor parte de su perímetro por luz natural, y dotados de todos los servicios complementarios para la posterior distribución según modulación de 120 cm. Esta forma de distribución como edificio sistema permite una condición democrática del trabajo, sin jerarquías.

El edificio se adapta a las difíciles condiciones topográficas del emplazamiento, aprovechando el desnivel de más de 8 metros. La complejidad del emplazamiento nos ha llevado a investigar sobre un edificio unitario en su nacimiento en el terreno de manera que pudiera, a partir de la rotación de su espacio interno, ir configurándose volumétricamente, de acuerdo con las relaciones topológicas del lugar. Esta operación conllevará así la construcción de una piel en piedra (filita plata) y vidrio que irá adaptándose y plegándose, asumiendo la condición interior-exterior.

El edificio reconoce y respeta el entorno urbano, se adapta a las diferentes alturas de las edificios, potencia la idea de permeabilidad y juega con los vacíos ayudando a construir la ciudad.



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